Los conflictos generan las reacciones más verdaderas, espontáneas y profundas de una sociedad.
La sociedad actual argentina demuestra que el cacerolazo es el medio mas genuino de expresión directa de su parecer y demuestra tristemente que no tiene fieles y leales representantes de su voz: no el gobierno ejecutivo, no el poder legislativo, ni el judicial, tampoco el “Cuarto poder”. Es visible que quien manda realmente es el PUEBLO ARGENTINO.
En Argentina hay un cambio profundo… han caído las vendas… han cambiados los símbolos y los lugares de referencia.
“La plaza es nuestra” ahora es la plaza es de todos. Lo que allí se dice, expresa se y escucha más allá del patoterismo. La razón está venciendo a la fuerza.
No señores, ni La Plaza ni el Sillón son propiedad individual son símbolos de la demo (pueblo)cracia (gobierno).
Como en el judaísmo con la caída del Templo se llevo a cada mesa judía el santuario del Shabbat, así ahora los argentinos tienen en cada hogar el templo de la libertad, el libre pensamiento. En cada hogar, en cada cocina de donde salen las cacerolas se respira democracia.
El cambio real no está en el discurso, en el verso, está en lo que ya nadie puede predecir… la reacción de la gente.
No hay “ganado” para llevar a las marchas… hay seres humano con Derechos Humanos, con opiniones, ideas y deseos de progresar.
La sociedad actual argentina demuestra que el cacerolazo es el medio mas genuino de expresión directa de su parecer y demuestra tristemente que no tiene fieles y leales representantes de su voz: no el gobierno ejecutivo, no el poder legislativo, ni el judicial, tampoco el “Cuarto poder”. Es visible que quien manda realmente es el PUEBLO ARGENTINO.
En Argentina hay un cambio profundo… han caído las vendas… han cambiados los símbolos y los lugares de referencia.
“La plaza es nuestra” ahora es la plaza es de todos. Lo que allí se dice, expresa se y escucha más allá del patoterismo. La razón está venciendo a la fuerza.
No señores, ni La Plaza ni el Sillón son propiedad individual son símbolos de la demo (pueblo)cracia (gobierno).
Como en el judaísmo con la caída del Templo se llevo a cada mesa judía el santuario del Shabbat, así ahora los argentinos tienen en cada hogar el templo de la libertad, el libre pensamiento. En cada hogar, en cada cocina de donde salen las cacerolas se respira democracia.
El cambio real no está en el discurso, en el verso, está en lo que ya nadie puede predecir… la reacción de la gente.
No hay “ganado” para llevar a las marchas… hay seres humano con Derechos Humanos, con opiniones, ideas y deseos de progresar.
“Alcanzarán la grandeza los sencillos de corazón”
y esto no es una cuestión de género
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